MAUSOLEO DE JOAQUÍN COSTA

Autor:  Dionisio Lausén
Año:    1912
Localización:   Cementerio municipal
Materiales:  Busto (mármol) Piedra caliza, hierro (verja)

 

Otros Datos: 

El monumento está situado en un pequeño recinto del cementerio municipal de Torrero, recinto enmarcado por una verja que combina la piedra con el hierro y todo en una labor de estilo modernista.  

La parte baja del promontorio es más ancha y en el frente que da a la gran avenida del cementerio presenta una monumental lápida de mármol blanco, flanqueada por dos pilastras y llevando en lo alto la representación en bajorrelieve de un libro abierto colocado sobre espigas cruzadas. En la lápida una gran inscripción  dedicatoria que dice así:  

"Aragón a Joaquín Costa nuevo Moisés de una España en éxodo con la vara de su verbo inflamado alumbró la frente de las aguas vivas en el desierto estéril. Concibió leyes para conducir su pueblo a la tierra prometida. No legisló. MDCCCXLVI- MCMXI"            

Sobre la lápida se añadió después una palma forjada a la que se anuda una cinta dedicada por la Federación Gremial en 1914.

 El promontorio está actualmente cubierto por la vegetación pero puede subirse por una escalerilla tallada en piedra que remata junto a un rellano en el cual hay una reproducción en mármol del Partenón. Junto a dicho rellano se inicia la segunda parte del monumento, constituida por una serie de picos rocosos.

En el más alto de ellos está el busto en mármol de Joaquín Costa.

Joaquín Costa y Martínez nació en la localidad oscense de Monzón en 1846. En París estudia agricultura, química agrícola y mecánica aplicada. En Madrid se licenció en Filosofía y Letras y Derecho, doctorándose en leyes en 1874. Ejerció como notario en Jaén, Madrid y finalmente Graus. Fue un hombre clave en su tiempo. En una España de fin de siglo sumida en una completa crisis (cultural, económica y política) él apostó por un cambio profundo en la sociedad. Para Costa la época de las colonias había pasado y propugnó un cambio de sistema político dejando atrás definitivamente el caciquismo sobre el que tanto escribió. Él concebía una España integrada en Europa.

Internamente revolucionó la agricultura. Su piedra miliar agrícola fue el agua, pues veía en la capacidad hidráulica la fuente energética del futuro. Para Costa había que ampliar los regadíos aun teniendo que reducir las extensiones dedicadas a los cereales. También alentó el cultivo de frutales y la repoblación forestal en toda la naturaleza.

Murió en  Graus en 1911. El cementerio de Torrero le cobijó eternamente con un suntuoso mausoleo obra de Félix Lafuente, Manuel Bescós y Dionisio Lasuén (este último, escultor del retrato), mediante un concurso de ideas que se falló en 1912. Cuenta con una cripta debajo justo, cuya obra civil fue proyectada por José de Yarza y Echenique.