El Ayuntamiento de la ciudad incluyó en el Plan de Dinamización Turística de la ciudad  en 2008 la implantación de un buen  número de esculturas relacionadas con oficios tradicionales relacionados con la ciudad. Así pues es normal encontrarnos en sus calles con un limpiabotas, un vinatero, un tonelero, un embotellador, una hortelana o este… botero .

La obra se localiza en la Plaza de la Cruz, fue realizada por el escultor Angel Gil Cuevas en 2009 y rinde homenaje al oficio de botero, un oficio artesanal casi desaparecido en la actualidad.

En La Rioja es muy antigua  la costumbre de conservar el vino en pellejos. En este sentido, "pellejo" es sinónimo de recipiente de piel de animal destinado a contener el vino. Generalmente eran los labradores y pastores quienes usaban los pellejos en las calurosas faenas del campo. Hoy en día, ese pellejo, "la bota" todavía se usa en las zonas rurales. 

El oficio de botero es un trabajo artesano que requiere cuatro características principales: contar con una piel de cabra, la forma curvada de la misma, el sabor que le imprime la pez con la que se recubre en su interior y el cosido con lezna y aguja. 

Posteriormente, la bota tiene que estar bien curada, con vino o vinagre. Es una obra artesanal única.