Comentario de la obra:

En tierras gaditanas, Vejer de la Frontera es un crisol de las más diversas culturas, pero sobre todo se respiran las huellas de Al-Andalus, no sólo en sus construcciones sino también en usos y costumbres.

Hasta hace pocos  años estaba muy  arraigada  la capucha con que las mujeres se tapaban la cabeza, cubriéndose parte del rostro con el manto, de color negro, de tal manera que la única parte de su cuerpo visible era uno de sus ojos. Se cree que era una tradición de origen musulmán, una de cuyas explicaciones era la necesidad de protegerse el cutis del ardiente y arenoso viento del Este.

Cerca de la judería de esta localidad existe una estatua en su honor. Justo en la pared en frente de la escultura podemos encontrar la placa que atestigua que dicha escultura es un homenaje a la mujer vejeriega, una escultura que fue colocada durante el año 2007 por el Concejo de la Mujer de Vejer de la Frontera ("Cobijada que descubriste tu cautivo rostro en aras de la libertad").

La escultura muestra a una mujer envuelta en un traje largo negro que sólo deja al descubierto una triste mirada en el único ojo que asoma. La estatua se puede interpretar desde un punto de crítica social relativa a la igualdad de sexos y de la libertad de la mujer que cobra especial relevancia en Vejer, ya que en este pueblo, las mujeres han llevado durante mucho años vestidos negros largos en forma de túnica, con una especie de mantilla incluida que les tapaba gran parte del rostro.

Esta costumbre llegó hasta casi mediados del siglo XX, cuando su uso se prohibió. Esta prenda de vestir era conocida como "traje de cobijada" o "cobijá"